Muy a pesar de que las autoridades educativas ponderan hasta el cansancio, en forma triunfalista, las bondades del “Programa Enciclomedia” implementado como siempre, en forma obligatoria, vertical y sin la debida capacitación de los maestros, en casi la totalidad de los grados 5º. Y 6º. de primaria y 1º. de secundaria de las escuelas del país, los resultados sin lugar a dudas han sido de mucho ruido y muy pocas nueces.
Y afirmo lo anterior, en base a que lamentablemente, también como siempre, los responsables de la educación siguen ciegos ante la realidad, negándose a reconocer que los procesos de incorporación de tecnología en cualquier ámbito y por supuesto incluyendo a la escuela, pasan generalmente por cuatro fases: 1).- jugar con la idea, 2).- hacer lo viejo a la manera vieja, 3).- hacer lo viejo a la manera nueva, y 4).- hacer cosas nuevas de modos nuevos, como tan acertadamente lo señala Marc Prensky autor del reciente libro “”No me molestes mami. Estoy aprendiendo”.
De tal suerte, de que todos los intentos que se han hecho para elaborar una política de informática educativa, no han sido capaces de sobrepasar las dos primeras fases (jugar con la idea y hacer lo viejo a la manera vieja), razón suficiente para que los infinitos programas que en las últimas décadas han sugerido que ya es hora de tomar en serio a la introducción de las tecnologías en el aula, han sucumbido siempre por las limitaciones del software y el hardware, por la falta de una capacitación gradual y continua de los maestros no formados en estas tecnologías para utilizarlas adecuadamente, a la resistencia tenaz de autoridades y docentes al cambio, por la nulidad de posibilidades para que el maestro sea autónomo, innovador y creativo, etc. etc.
De ahí que creer que la tan mentada “Enciclomedia” es la varita mágica que requiere la nueva educación digital, es una falacia. Pues mientras no reflexionemos y analicemos en serio, la currícula, los planes de estudio y de clase, los métodos y procedimientos; en una palabra, sobre la reestructuración en forma radical de nuestro arcaico sistema educativo, con la participación de los niños, adolescentes y jóvenes, los padres de familia y los maestros, como sus propios creadores y usuarios, y básicamente generadores desde abajo hacia arriba, de un modelo educativo innovador, todo lo que se haga en educación será más de lo mismo, (hacer lo viejo a la manera vieja con apoyo de las TICs), acciones que indudablemente no nos ayudará resolver la crisis educativa en la que estamos inmersos.
O sea, que creer que digitalizando los libros de texto obsoletos (tardan de 5 a 6 años desde que se escriben, editan y se distribuyen) y tener acceso a ligas donde podemos encontrar mayor información es iniciarnos en la educación digital, sin duda que estamos en un grave error.
Falta muchísimo para que las computadoras las podamos convertir en un post-lápiz y papel. Encerrarlas en aulas ad-hoc, prohibiendo el uso de los celulares, el chateo y los lenguajes de los mensajes enviados, de las cámaras web, el acceso a Internet, las demostraciones a través de video y de animaciones power point y flash, entre otras, difícilmente podremos aspirar a hacer cosas nuevas de modos nuevos, finalidad esencial de la nueva escuela del siglo XXI.
Como conclusión podemos señalar que no debemos olvidar que la tecnología sólo es tecnología para los que nacimos antes que ella. De ahí que está generando un recambio generacional de usuarios tecnológicos que tendrá consecuencias decisivas inimaginables. Asumir que los alumnos de hoy son iguales y por lo tanto los métodos tradicionales sirven igual, es un sofisma. Los jóvenes que desde hace varios años se están incorporando al mundo laboral son ya multiplataforma, porque nacieron y viven en un mundo digital; por lo tanto, no aceptan trabajar y aprender si no es empleando lo que para ellos siempre han sido sus herramientas naturales, (computadora, internet, celular, messenger, etc.), que ya forman parte de su organismo, es casi un derecho de nacimiento, puesto que siempre han convivido con ellos. Estar conectados es una necesidad. Son los “nativos digitales”, a diferencia de nosotros los adultos que como “inmigrantes digitales”, hablamos con acento, nos cuesta entender y aprender la tecnología, y por lo tanto, expresarnos digitalmente. Y no nos engañemos, casi la totalidad de los políticos y funcionarios que gobiernan en esta sociedad del conocimiento y de los directivos que manejan las empresas, pertenecen a ese colectivo de inmigrantes. Los analfabetas digitales somos ya los nuevos parias de la Sociedad de la Información y la Comunicación. No entender esto trae como consecuencia que una tecnología de primera generación como es la enciclomedia, sea creída por algunos, como la panacea de la educación del nuevo siglo. En una época de transición como la que estamos viviendo nada es definitivo, todo lo tenemos que experimentar; luego entonces, ¿Por qué echar las campanas al vuelo si la enciclomedia no ha reflejado resultados positivos en la formación de las nuevas generaciones? Quien lo sabe.
lunes, 18 de diciembre de 2006
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