viernes, 9 de febrero de 2007

La educación del tercer milenio


Jordi Adell, Doctor en filosofía y ciencias de la educación y profesor del Departamento de Educación de la Universidad Jaume I en Castellón, España, sostiene que: “desde la década de los sesenta, numerosos autores y estudiosos han propuesto dividir la historia humana en fases o períodos caracterizados por la tecnología dominante de codificación, almacenamiento y recuperación de la información”. Agregando que: “la tesis fundamental es que tales cambios tecnológicos, han dado lugar a cambios radicales en la organización del conocimiento, en las prácticas y formas de organización social y en la propia cognición humana, esencialmente en la subjetividad y la formación de la identidad. Concluyendo que sólo adoptando una perspectiva histórica es posible comprender las transformaciones que ya estamos viviendo en nuestro tiempo”.

Al igual que Alvin Toffler en su “Tercera Ola”, Jordi asegura que en la historia de la humanidad, ésta ha pasado por cuatro revoluciones a saber: la primera, hace varios cientos de miles de años, cuando emergió el lenguaje en la evolución de los primates: “el lenguaje oral”; es decir, la codificación del pensamiento mediante sonidos producidos por las cuerdas vocales y la laringe fue; sin duda, un hecho revolucionario.

La segunda gran revolución, fue producto de la creación de signos gráficos para registrar el habla. Levinson afirma que: “la fluidez y abstracción del habla creó la presión evolutiva necesaria para la comunicación, más allá de los límites biológicos”: la escritura”.

La palabra escrita permitió la independencia de la información entre el hablante y el oyente, determinando la posibilidad de preservar para los ausentes y para la posteridad, el registro de lo dicho – escuchado. La difusión de la escritura fue muy lente y poco generalizada; de hecho, la escuela como institución es una consecuencia de la alfabetización. De ahí que las primeras escuelas daten de 2 000 años a.c. en Sumeria, cuyo objetivo fue enseñar la escritura cuneiforme (signos en forma de cuñas), a una clase social privilegiada, a los especialistas denominados “escribas”.

La Tercera revolución se debió a la aparición de la imprenta como un simple desarrollo de la fase anterior, puesto que a fin de cuentas el código es el mismo en la escritura manual que en la impresa. “Sin embargo, la posibilidad de reproducir textos en grandes cantidades tuvo una influencia decisiva en el conjunto de transformaciones políticas, económicas y sociales, que han configurado la humanidad y el mundo tal cual es ahora. La imprenta significó la posibilidad de producir y distribuir textos a “granel”, restaurando en parte la interactividad del habla, perdida en el texto manuscrito”, según S. Harnad.

Y por último, la cuarta revolución, en la que estamos inmersos, es la de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la de los medios electrónicos y la digitalización, un nuevo código más abstracto y artificial de representación de la información, que nos exige aparatos electrónicos para producirla, descifrarla y distribuirla. Los cambios ligados a esta cuarta revolución se están produciendo en este mismo instante y; además, dependen de numerosos factores sociales y económicos, no sólo tecnológicos.

Los satélites de comunicación y las redes terrestres de alta capacidad (Internet), que nos permiten enviar y recibir información al segundo, desde cualquier lugar de la tierra, están presentes. Este es el entorno de los niños y jóvenes de hoy (nativos digitales), el mundo para el cual tenemos la obligación de formarlos en las instituciones educativas, en los hogares, en las calles, en los espacios educativos de la ciudad, en comunidades de aprendizaje virtuales, etc.

Estos nuevos entornos de enseñanza-aprendizaje exigen nuevos roles en profesores, estudiantes y padres. Al profesor como única fuente de información y sabiduría y de los estudiantes como receptores pasivos, debe dar paso a papeles bastante diferentes. La misión del profesor del siglo XXI en entornos ricos en información como lo está la Internet, será la de facilitador, tutor y consejero, sobre fuentes apropiadas de información, la de creador de hábitos y destrezas, la de potencializador de competencias, la de búsqueda, selección, tratamiento y aplicación de la información.

Posiblemente nos cueste trabajo aceptar esta nueva educación digital, que nos están exigiendo los educandos de hoy, ¿pero qué podemos hacer? Nada más y nada menos, que reconocer que todas las instituciones sociales son producto de una evolución histórica y de su adaptación sucesiva a las demandas de una nueva sociedad, por lo cual es nuestra obligación como profesionales de la educación preparar y formar una nueva generación para el futuro y no para el presente y aún menos para el pasado. Así es que empecemos ya.

lunes, 15 de enero de 2007

La escuela de los "nativos digitales"

“Tenemos que preparar a los jóvenes
para afrontar el futuro, no nuestro pasado”
A. Clark


Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han evolucionado tan profusamente en las últimas décadas, desde televisión de los años setenta, hasta el teléfono celular de nuestros días, pasando por la computadora y el Internet en los finales del siglo XX, que vivimos con el Jesús en la boca, asombrados y perplejos ante esta verdadera revolución tecnológica.

Lamentablemente cada uno de estos aparatos electrónicos, han querido impactar en la educación sin lograrlo totalmente, muy a pesar de ser magníficos auxiliares didácticos de la enseñanza.- Seguramente que tú, amable lector, como yo, nos preguntemos: ¿cuál ha sido la razón de tal desatino?

Indiscutiblemente que hay un sinfín de causas que han determinado la poca aceptación de estas herramientas en la integración al quehacer pedagógico, entre las cuales podemos mencionar fundamentalmente la tenaz y feroz resistencia de los maestros al uso de estas tecnologías, como consecuencia de que estas nacieron y se desarrollan posteriormente a su formación profesional; lo cual trae consigo, la enorme desventaja para operarlas, en contraparte de los niños de la “GENERACIÓN “D”, que nacen, crecen y viven con ella.

Esta disparidad tan notoria, propicia que el maestro considere que aceptar dicha realidad, socava aún más su ya de por sí deteriorada autoridad, al reconocer que su alumno es mucho mejor que él, en el manejo de esas herramientas.

Tal actitud, aunada a la frágil capacitación y actualización sobre informática educativa que se le proporciona al docente, necesariamente que lo predispone a no aceptar la integración de las TICs al aula; sin reflexionar en el hecho de que, los alumnos de esta nueva generación son totalmente distintos a los del pasado, no solamente en su argot, ropas, gustos, hábitos, juegos, intereses, etc., sino también en su pensamiento y en la forma como procesan la información, muy diferente a como lo hacemos sus precursores. Estas desigualdades cada vez se van haciendo más profundas y van más lejos a futuro, condiciones que día a día, sitúan a los padres y maestros más distanciados de esa nueva generación.

Los estudiantes con los que trabajamos hoy, son fieles representantes de las primeras generaciones formados por estas nuevas tecnologías. Han pasado su vida entera rodeados por computadoras, juegos de video, música digital, videos, teléfonos celulares y otros juguetes y herramientas de la edad digital. Se dice que los graduados universitarios de hoy, han pasado al menos cinco mil horas de su vida leyendo libros de texto, otras diez mil horas jugando a los videojuegos y veinte mil horas viendo televisión. De ahí que la computadora, el e-mail, el Internet, el celular y la mensajería inmediata, son partes integrales de su vida.

Por tal motivo Marc Prensky, que fue quien acuñó el concepto de “nativos digitales” para denominar a la actual generación (N-GEN por generación en red o D-GEN por generación digital), nos refiere que: “los que no nacimos en el mundo digital, pero tenemos algún punto de nuestras vidas cerca y adaptamos a la mayoría de los aspectos de la nueva tecnología, somos Inmigrantes Digitales”.

Y ahí está el detalle, como dijera nuestro inolvidable mimo Cantinflas, los padres y maestros inmigrantes digitales, asumimos que debemos de seguir educando a nuestros hijos y alumnos, igual que a los de siempre, y que los mismos métodos tradicionales con los que fuimos formados, necesariamente nos deben de servir ahora. ¡Craso error!, esta idea no es válida por más tiempo. Los niños de hoy son absolutamente diferentes a los de ayer; y por ende, requieren de que los inmigrantes digitales, dejemos de hablar un lenguaje anticuado y aprendamos a enseñar a una población infantil, que habla perfectamente una nueva lengua digital.

Por eso la necia insistencia de este aprendiz de maestro, de que todo el mundo educativo debe ser revisado, desde la razón de ser de la escuela y demás instituciones educativas, hasta la formación básica que requerimos las personas, las formas de enseñar y de aprender, las infraestructuras y los medios que utilizamos para ello, la estructura organizativa de los centros, los contenidos programáticos, los métodos y procedimiento y …. En fin, una nueva educación digital.

Que este grito en el desierto sea escuchado, antes de que tengamos que pagar las inimaginables consecuencias en lo que más nos duele: ¡nuestros hijos!. Son los deseos para todos ustedes para el 2007.